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🏰 Edimburgo

Edimburgo es la capital de Escocia (Reino Unido) desde 1437. La ciudad está dividida en dos distritos conocidos cómo «The Old Town» y «The New Town». Su centro histórico es uno de los más bonitos que hemos visitado. Nuestra estancia en la capital escocesa fueron apenas 2 días… ¡pero 2 días dan para mucho!

La primera visita que realizamos fue al Palacio de Holyroodhouse. Esta bonita edificación se encuentra al final de la Royal Mile y actualmente es la residencia oficial de la Reina Isabel II durante sus vacaciones de verano.

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La parte de atrás del Palacio está unificada a las ruinas de la antiquísima Abadía de Holyrood. Dicha construcción se le atribuye a David I de Escocia allá por el año 1128, aunque por aquel entonces se trataba de un monasterio. Con el paso de los años, estos muros han visto coronaciones y bodas, entre otros grandes acontecimientos. Para nosotras fue uno de los sitios donde más disfrutamos sacando fotografías.

La visita al Palacio y a la Abadía nos costó £12

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Holyrood se encuentra en una zona llamada Cannongate. Nosotras desayunamos en Clarinda’s Tearoom (No nos atrevimos con el haggis🤦‍♀️). La decoración es la clásica de un salón de té. ¡Y cuando nos fijamos bien en las fotos que decoraban las paredes descubrimos que la mismísima Reina Isabel II ha tomado allí el té!

Ya de paseo por la Royal Mile vimos algunos de los edificios más reconocidos de la ciudad, como por ejemplo el Old Tolbooth. Es fácil de reconocer por el enorme reloj que lo encabeza y el estilo medieval de su estructura. Desde el siglo XV ha servido como Ayuntamiento, como juzgado e incluso como cárcel. Actualmente alberga el «People’s Story Museum».

El plato fuerte de la Royal Mile llega apartir de la Catedral de St. Giles. Del siglo XII, es comúnmente llamada High Kirk of Edinburgh (Gran Iglesia de Edimburgo). Una de las cosas que más llaman la atención de esta Catedral es la forma de corona real que tiene su cúpula. Saint Giles fue el patrón de los tullidos y de los leprosos.

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Por las calles más emblemáticas de Edimburgo hay algunos gaiteros escoceces vestidos con el Kilt típico. Cada uno de ellos lleva un estampado de cuadros acorde al Clan al que pertenecen o pertenecieron sus antepasados.

La Royal Mile termina en el Castillo de Edimburgo. Esta fortaleza del siglo XII está situada sobre una gran roca de origen volcánico. En su interior se puede visitar la Piedra de Scone o «Piedra del Destino», que es la que utilizaban en las coronaciones de los reyes escoceces. Siendo la principal atracción turística de la ciudad, en esta ocasión no la visitamos por dentro. ¡Otra vez será!

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Nunca pensamos que una de las paradas obligatorias que haríamos en nuestros viajes sería visitar cementerios, pero es que poco tienen que ver con los cementerios españoles. Uno de los más representativos de Edimburgo es el Cementerio de Greyfriars. Seguramente muchos hayáis oído hablar de él por la historia del perrito Bobby, que además de estar enterrado en los alrededores, tiene un monumento dedicado a él en la entrada del cementerio. Greyfriars es especial. Es un lugar tétrico a la vez de bonito. Mausoleos, calaveras y leyendas. Merece la pena darse un paseo por él.

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En nuestro segundo y último día en Edimburgo subimos a la cima de la colina. Sí, nos referimos a Calton Hill, un mirador natural con las mejores vistas de la ciudad. A este lugar también se le conoce como «La Atenas del norte» pues alberga monumentos que nos recuerdan a la Atenas de Grecia. El Monumento Nacional, se diseñó como homenaje a las víctimas caídas en las Guerras Napoleónicas. Recuerda mucho al Partenón, pero este se quedó sin terminar. A pocos metros podemos visitar el Monumento a Nelson, una torre de 32 metros de altura, con motivo conmemorativo tras la victoria en la batalla de Trafalgar. El más común en la foto de los visitantes es el Monumento a Dugald Stewart, filósofo escocés.

Princess Street está a los pies de Calton Hill. Es una larga calle de hoteles y comercios. En ella se encuentra, junto a los Jardines de Princess Street, el Monumento a Scott. Es una construcción gótica de 1846 dedicada al escritor Sir Walter Scott. La parte superior con forma de aguja está diseñada con 64 de los personajes de sus novelas. Se puede subir a la cúspide del monumento mediante 287 escalones que a medida que sube se van estrechando.

El color verde de Princess Street Gardens abarca gran parte de la calle. Antiguamente estos jardines no existían, pues en su lugar de hallaba el Lago Norte Nor’Loch. Numerosos monumentos forman parte de estos jardines y, además, hay unas vistas increíbles del Castillo de Edimburgo.

Edimburgo es una ciudad de misterios, leyendas y con una historia que nos ha robado un trocito del corazón. Nos han faltado muchas cosas por conocer y no pensamos quedarnos con las ganas.

¡Volveremos!

 

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